miércoles, 1 de junio de 2011
El gran rabino sefardí visita Granada 519 años después de la expulsión de los judíos
Un encuentro que sólo se ha retrasado 519 años. El Gran Rabino Sefardí de Israel, Shlomó Moshé Amar, la máxima autoridad religiosa entre los descendientes de los judíos expulsados de España en 1492 por los Reyes Católicos, ha pisado por primera vez las ciudades de Granada y Santa Fe, donde Isabel de Castilla rubricó el destino de su gente hace más de cinco siglos, en un hito en el reencuentro con su pasado.
La Casa Sefarad-Israel ha organizado esta visita, más histórica por lo simbólico que por el contenido que haya conllevado, en la que el rabino ha visitado Granada, firmando el libro de la ciudad, y haciendo los honores en la Alhambra y el barrio del Albaicín.
A escoltarlo acudieron el director de Casa Sefarad-Israel, Diego de Ojeda, y el subdirector general de Asuntos Religiosos del Ministerio de Justicia, José María Contreras.
Para Ojeda, lo significativo de la ocasión es que el líder espiritual de los descendientes regrese "en condiciones muy diferentes a las que se marchó, acompañado por las autoridades del Gobierno y las fuerzas vivas de la ciudad. Es un paso histórico, simbólico, en el proceso de reencuentro entre los judíos que se fueron, pero deben seguir siendo parte de España, y la propia España", subrayó.
Shlomó Moshé Amar, que ostenta su cargo desde 1993, pudo pisar el actual municipio de Santa Fe, donde un 10 de marzo de 1492, en el que todavía era el campamento en la guerra contra los nazaríes, finalizada dos meses antes, Isabel y Fernando firmaron los dos edictos de expulsión de los judíos, uno para Castilla y otro para Aragón.
El exilio forzoso dio origen a la cultura sefardí y a una de las dos ramas más importantes del judaísmo de la diáspora, que se distingue de la askenazí, los que se repartieron por norte y centro de Europa.
En la Alhambra, el rabino pudo visitar el Patio de los Arrayanes o el Peinador de la Reina. Tras firmas en el Libro de Honor del Monumento, Shlomó Mosé Amar prosiguió su jornada visitando el Albaicín, para luego cerrar su viaje, antes de su regreso a Madrid, en Santa Fe.
José A. Cano | Granada
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